Pero Ariadna no sabía que eso no podría cumplirse.
martes, 13 de julio de 2010
Cuando se fuese le echaría de menos.
Allí todo olía a medicina y betadine. Las paredes blancas se te tiraban encima y te daban nostalgia de sol. El constante pitido que imitaba a un corazón rompía el habitual silencio. Ariadna nunca había entendido porque Dan tenía que estar allí encerrado durante tantos meses y, porque cuando lo dejaban salir tenían que volverlo a encerrar en poco tiempo. Siempre pensó que aquello era una cárcel que te robaba la vida suspiro a suspiro y recuerdo a recuerdo. Dan ni si quiera sonreía desde que estaba allí y Ariadna ya no sentía ese jubilo en el pecho al verle, porque las lágrimas se le atascaban en las costillas y moría de amor al verle tan delgado y pálido. Solo sus ojos grises como la tormenta, le recordaban a Ari que aquél era su amigo del alma, ese que una vez le había prometido estar juntos para siempre.
lunes, 12 de julio de 2010
El silencio es a veces la mejor respuesta.
¿A veces no te gustaría silenciar el tiempo? Verlo todo sin sonido: el llanto de un niño, la emoción de una persona, los gritos de dolor o euforia, la risa... Se vería todo desde una prespectiva distinta, e igual así aprenderíamos a valorar lo que tenemos porque verlo sin oirlo te haría entender lo importante que es.
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historias del hombre de azul
sábado, 13 de febrero de 2010
A Marie le gusta jugar y dejar con las ganas.
Marie era la chica de los labios rojo pasión. Siempre vestía minifaldas y zapatos de tacón, decía que le gustaba como sonaban al chocar con la acera. Le encantaban los días nublados y las noches locas. Y que todos los chicos se giraran al verla pasar. Sí, eso era lo que más le gustaba. Y aunque pueda parecer una chica fácil no lo era, le encantaba dejar a todos con la miel en los labios y nunca jamás decía que sí a nadie.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Lo veo en tus ojos.
- ¡Ey! Te noto rara.. ¿te pasa algo?
- ¿Rara yo? ¿Por qué?
- No sé, estás triste.
- Mentira, estoy feliz, ¿no me ves? Estoy sonriendo.
Gema sacó una sonrisa falsa y la mantuvo en su boca todo el tiempo que pudo.
- No. Sonríes, pero no estás feliz. Tus ojos me miran triste. A mi y a todo el mundo… ¿Ha pasado algo?
Gema suspiró y negó con la cabeza, fingiendo una vez más.
Pero al llegar a casa, después de comprobar que estaba sola, rompió a llorar. ¿Cómo pretendía la gente que estuviese bien si todo le salía mal? La persona a la que más quería en el mundo no daba el paso para volver a hablar, y le apenaba que los sentimientos hacia esa persona estuviesen trasladándose a otra. A una que no le convenía para nada, y que parecía sentir algo hacia otra, aunque él dijese que en sus pensamientos estaba ella.
- ¿Rara yo? ¿Por qué?
- No sé, estás triste.
- Mentira, estoy feliz, ¿no me ves? Estoy sonriendo.
Gema sacó una sonrisa falsa y la mantuvo en su boca todo el tiempo que pudo.
- No. Sonríes, pero no estás feliz. Tus ojos me miran triste. A mi y a todo el mundo… ¿Ha pasado algo?
Gema suspiró y negó con la cabeza, fingiendo una vez más.
Pero al llegar a casa, después de comprobar que estaba sola, rompió a llorar. ¿Cómo pretendía la gente que estuviese bien si todo le salía mal? La persona a la que más quería en el mundo no daba el paso para volver a hablar, y le apenaba que los sentimientos hacia esa persona estuviesen trasladándose a otra. A una que no le convenía para nada, y que parecía sentir algo hacia otra, aunque él dijese que en sus pensamientos estaba ella.
lunes, 8 de febrero de 2010
No dejaré que me ates a ti.
- ¿Sabes que es lo que más miedo me da?
- ¿Qué?
- Sintir que tus cuerdas me atan cuando en realidad solo me rozan con cariño. Creer que si me caigo me voy a ahorcar.
- ¿De verdad piensas eso?
- No es lo que pienso, es lo que siento. Odio las ataduras, tú más que nadie debería saberlo.
- ¿Qué?
- Sintir que tus cuerdas me atan cuando en realidad solo me rozan con cariño. Creer que si me caigo me voy a ahorcar.
- ¿De verdad piensas eso?
- No es lo que pienso, es lo que siento. Odio las ataduras, tú más que nadie debería saberlo.
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